Para muchos fitness y fisicoculturismo son sinónimos pues los dos se sostienen en exactamente los mismos principios: adiestramiento físico, nutrición conveniente, reposo oportuno y también hidratación suficiente, en resumen cuerpo sano para una psique sana.
No obstante entre las dos disciplinas existen diferencias esenciales, mientras que el fisicoculturismo busca la perfección física por medio de la hipertrofia muscular, el fitness es más que progresar el aspecto estético de nuestro cuerpo, es llevar una vida sana y vital tanto física como mentalmente.
Para conseguirlo existen 2 pilares fundamentales: el ejercicio físico en cualquiera de sus variaciones y una nutrición balanceada. Si se consideran separados estos 2 principios es realmente bien difícil ingresar al planeta del fitness y de la salud.
Actividad Física
Es un factor inseparable del ejercicio, deben ir de la mano en la busca de un cuerpo más sano. Por medio de la práctica de una conveniente actividad física y una adecuada nutrición, la mayor parte de las personas pueden lograr resultados para llegar al peso anatómico ideal.
Para conseguir nuestro peso y eludir la obesidad resulta necesario llevar una nutrición a base de cereales, frutas y verduras preparados en forma natural. Las grasas de pescado y el aceite de oliva son verdaderamente buenas para el cuerpo, y deberían componer la mayoría de las calorías procedentes de las grasas.
Las grasas de origen animal, esto es, las contenidas en los productos cárnicos y lácteos, son menos sanas, y deberían consumirse en cantidades menores. Esto se consigue comiendo proteína vegetal, pollo sin piel y pescado. Hay que rememorar que la grasa de la dieta es el día de hoy un contrincante para el perder peso, y, en un largo plazo, un oponente que fovorece las enfermedades cardiacas.
Todos y cada uno de los comestibles se transformarán en grasa guardada si se consumen sobre las necesidades energéticas. Para reducir los cúmulos de grasa en el cuerpo, es preciso emplear más energía de la que se consume en los comestibles, a través de actividades y ejercicios anatómicos.
Los regímenes bajísimas en calorías y la falta de ejercicio contribuyen a abrasar tanto la masa muscular como la grasa anatómico. Esta condición es malísima para el cuerpo, y el apetito, de rebote, da como resultado que se recupere la grasa anatómico. El cuerpo recobra la grasa más sencillamente, y con el tiempo, cambia la composici?n del cuerpo a un mayor porcentaje de grasa.
Un cuerpo bien ejercitado va a estar bioquímicamente entrenado para emplear más eficazmente las grasas provenientes de la dieta y de las reservas como fuentes de energía. La tendencia a guardar grasas se reduce con el adiestramiento atlético. Si la intensidad del ejercicio es lo suficiente alta, el cuerpo va a quemar energía a lo largo de horas una vez que el ejercicio haya acabado.