La terapia geotermal
La terapia geotermal es una técnica ancestral que se practica en Oceanía. Se trata de un procedimiento de masaje que emplea piedras calientes de origen volcánico y aceites esenciales.
Estas piedras en forma de cantos rodados de basalto negro, tienen un aspecto plano y suave, lo que permite que se puedan deslizar sencillamente sobre el cuerpo. Las piedras se calientan primero al baño María, ya antes de ponerlas sobre unas zonas concretas del cuerpo, los chacras o bien fuentes de energía.
En estos puntos, la energía es captada con mayor sencillez. Otra serie de piedras están destinadas a masajear el cuerpo, y van cubiertas de aceite tibio. La terapia geotermal puede servirse asimismo de piedras frías como el jade o bien el mármol.
La terapia geotermal intenta confort y bienestar en todo el cuerpo, como relajación y serenidad para el espíritu. El contacto con las piedras, las caricias, las presiones, etc, favorecen la relajación del cuerpo. Cada piedra preparada sobre el cuerpo tiene un significado concreto para alentar el sistema energético del cuerpo.
Algunas piedras alivian las tensiones, suprimen el agobio y el cansancio. Otras actúan sobre la circulación de la sangre para suprimir las toxinas y el sistema inquieto. Los tejidos se drenan y se oxigenan en profundidad. Con la combinación del frío y el calor, los dolores musculares desaparecen.
La sesión de terapia geotermal
Lo primero es que el paciente se tumbe boca abajo. El terapeuta pone las piedras de basalto calentadas anteriormente sobre las zonas concretas del cuerpo del paciente. Asimismo pone las piedras frías sobre determinados puntos, los chacras, o bien los hombros, en función de las necesidades de cada persona.
En esa situación se va efectuando una serie de masajes sobre el cuerpo y los músculos, con la ayuda de las piedra que han estado metidas en aceite caliente. El terapeuta realiza pequeñas presiones sobre determinadas zonas, como por servirnos de un ejemplo la espalda.
El paciente comienza a sentir las vibraciones, las fricciones y las caricias de las piedras sobre la piel de la espalda.
Después, hay que darse la vuelta a fin de que el terapeuta pueda trabajar la una parte de las piernas, el vientre, el cuello, y la cara. La temperatura de las piedras cambia en función de las necesidades de la persona. Si existen inconvenientes a nivel del sistema circulatorio, las piedras van a estar menos calientes.